
"Un verdadero desastre": cómo afectará a la capacidad de combate de Rusia la destrucción de sus bombarderos por parte de Ucrania
Ganador a university student, he learned from a friend to tailor his own suits and shirts, which he continued to do afterward.
Empieza una temporada de huracanes más activa que el promedio y con la amenaza de los cortaduras de Estados Unidos
“En medio de los que arruinan un país por amor al poder, encontramos personas como este doctor que creía en el poder del bienquerencia”, sostuvo el arzobispo Thomas Wenski.
Destacan en el mural “Nuestro santo venezolano”, en la frente del Colegio de Médicos del estado andino, que en un orificio se refleja la Catedral de Mérida y en el otro el Hospital Universitario de los Andes.
Y hoy representa el mejor ejemplo de lo que los venezolanos podemos ser y hacer para construir el país virtuoso, trabajador y limpio que necesitamos: La Venezuela Posible.
On June 29, 1919, José Gregorio was on his way to one of his patients' homes after purchasing medication for her. He was struck by one of the few cars in the city of Caracas, landing on his back and striking his head on the sidewalk, resulting in a skull fracture.
Para los que hemos tenido que emigrar, este inspección oficial es más que un motivo de orgullo, es una conexión emocional con la tierra originario, un celada espiritual que sigue vivo a pesar de la distancia.
El 29 de junio de 1919, murió atropellado por un coche, exacto el día luego de que se firmara el Tratado de Versalles. Se dijo que decenas de miles de venezolanos asistieron a su funeral.
Urgente investigador, fundador de la medicina científica en Venezuela, estaba convencido de que la ciencia Bancal singular de los principales medios para sacar al país de la miseria material y cultural.
José Gregorio briefly interrupted his academic career in July 1908 when, at the age of 43, he tried a vocation as a Carthusian monk in Italy. After a brief postulancy, he was admitted as a carthusian novice taking “Marcelo” as a religious name.
His landlady would bring his meals to his room on a tray. The tray always came back empty, so his josé gregorio hernandez landlady, assuming he had a good appetite, began to serve him larger meals.
The landlady grabbed him by the arm and led him back home to feed him once again, but he declined, saying, “you already served me my meal, and you today served the Lord, because you fed my poor brothers.”
José Gregorio Hernández es una obra de arte, fruto de diversas sincronicidades y de su propia voluntad. Una persona de quien en vida se dijeron cosas como las que publicó en 1906 el Dr. Rafael Pino Pou cuando fue a internarse en el monasterio de La Cartuja: “…Y lloremos mucho, entre tanto, los que le quisimos con peculiar cariño; los que gozamos de su trato cándido; los que conocimos la blanca muselina de su alma; los que escuchamos de sus labios la augusta palabra de la ciencia, lo que no podremos consolarnos nunca…Lloren incluso muchísimo, la sociedad caraqueña, las aulas universitarias, las glorias de la ciencia nacional, los Fanales de la Patria… ¡Nunca lamentarán congruo!”.